En tierra extraña
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.
Borges
Esas formas inconstantes de Cali, ese montón de espejos rotos que fue el mismo Isaacs, el de triunfos y fracasos, el niño, el hombre, el hijo, el rebelde, el político, el escritor, es el que reconstruye de una forma poética, satírica y directa el escritor caleño Edgard Collazos Córdoba en su nueva novela En tierra extraña, donde crea una Cali picaresca, dónde se burla de la élite caleña del siglo XIX y de todos los siglos, con el mismo ingenio que Óscar Wilde se burlaba del Londres de su tiempo. Collazos describe un Isaacs de 17 años que está forjando su carácter, pero sobre todo, su alma.
Además de las fuentes documentales y de su exhaustiva investigación, Collazos va recogiendo trozos de la memoria de Cali, transcritas por sus familiares y emprende una aventura en la que encontrará textos inéditos: “Una tía que murió el año pasado me dejó 70 cuadernos que sus antepasados habían escrito desde inicios del siglo XX, están elaborados en la tradición oral y dan cuenta de la Cali del siglo XIX. Es un hallazgo muy importante, porque no puedes contar un Isaacs sin ámbito y una de las cosas más difíciles de una novela es el ámbito, el mundo que rodea el personaje, porque el personaje es con el mundo, no es solo. Además, tuve la suerte de tener un abuelo memorioso y liberal, quien había nacido y crecido en 1875 en el mismo barrio donde creció Isaacs. En las largas caminatas que dábamos por la ciudad me contaba que lo había visto y que al igual que muchos jóvenes de su época había caminado al lado de él. Contaba, que Isaacs era una gran tendencia y que los estudiantes de Santa Librada le copiaban la manera de andar, le imitaban el vestido, se dejaban crecer el bigote a lo Nietzsche, el cabello a lo Byron, y usaban los pantalones entubados y botas de explorador, eso había generado un problema grave en la ciudad, la élite lo consideraba una actitud contestataria, agresiva, por eso fue prohibido vestirse como Isaacs”.
Edgard Collazos Córdoba, autor de la novela En tierra extraña.
Con fina ironía, poetisa y crea La sociedad de La perla, una sociedad con un universo cerrado, como en la sociedad de las novelas de Jorge Amado o nuestro García Márquez. Con una alegoría humorística nos hace entender que los de La perla, no son otros que la legendaria élite caleña, con sus acartonados apellidos y costumbres y su desmesurado amor por el lucro y el dinero. El autor toma como referencia la historia de don Prospero Salomón Gonzáles, un tozudo valenciano que llegó en 1700 a Cali con el propósito de comprar tierras. Traía en su bolsillo una enorme perla del grande de un chontaduro y sufría de estreñimiento. Entre los que le vendieron estaban los Caicedo y los Holguín, él les pagaba con el prestigio de la enorme perla pero era tan alto su valor que los vendedores no podían darle las vueltas y quedaban a la espera de que la joya se vendiera en su totalidad para poder recibir el precio de su venta. Al cabo de los años las familias ricas de Cali se mezclaron con los descendientes de don Prospero que se había casado con una Teresita Sardi, así que habían Garcés con Holguín, Córdobas con Caicedo, Caicedo con Garcés, Córdobas con Sardi, etc, quienes poco apoco celebraron negocios y así heredaron parte del valor de la enorme perla y el constreñimiento estomacal que los acompañará por los siglos de los siglos.
Collazos comenta: “Así que el inmenso valor de las tierras del Valle del Cauca y la tacañería de la élite están representadas en esta metáfora, me gustan las alegorías, en otras novelas digo que son narizones y culiplanchos, mírelos bien y vera que no es una exageración ni un capricho. Hay mucho de verdad en esa figura literaria, mi mamá tenía una tía rica, de apellidos Holguín Córdoba que cuando le tocaba pagar las deudas no podía dar del cuerpo, se hinchaba, le decían La Trancada, por eso en esta novela todos los que llevan los apellidos de la alta clase son estíticos, se les congela el estómago cuando les llegan las cuentas por pagar y entran al baño cada ocho días, parte de los problemas de Cali fue la tacañería de su élite, ellos tienen la culpa de todo, y la culpa de que esta ciudad sea un desorden, jamás tuvieron una propuesta de ciudad. Alguien tiene que pasarles la cuenta de cobro, decirles que esta ciudad es así por ellos”.
El primer párrafo de esta novela está compuesta por una prosa de alta factura y tiene la particularidad de establecer un vínculo indestructible con el lector: “Estaban felices. Las malas noticias que llegaban del centro del país se habían ausentado y aunque en el mes de noviembre la lluvia cayó sonoramente sobre los techos y la persistencia del viento amenazaba arrasar los cultivos, impidiendo el tiempo de la siega y las cosechas, el primero de diciembre el aire se hizo más denso, el sol empezó desde muy temprano a teñir la tierra de un color dorado y el rutilar del arco iris les anunció el esperado verano y otro fin de año en paz”.
Portada de la novela En tierra extraña 2017. Cortesía de la Palabra.
Otro de los elementos claves para el lector es la presencia del secreto narrador. “La novela avanza y el lector sabe que el narrador es una amante que tuvo Isaacs en Bogotá. Entonces, hay que ser muy generoso con el lector e ir soltándole en cada capítulo quién es, por eso entre los sucesos el narrador dice varias veces: “yo no puedo pronunciar el nombre de Felisa, porque yo profané su felicidad… mis celos no son con ella mi celos son con María, porque si hay alguien a quien Isaacs amó más que Felisa y a mí es a María”, dice Collazos.
Los diferentes personajes viven en una constante diáspora, unos por ser esclavos, otros judíos y otros por el peor de los pecados, ser pobres y rebeldes, lo que no perdona una élite blanca y además católica: “Ese catolicismo del siglo XIX tan marcado aún no ha cambiado, y ese fue uno de los problemas que enfrentó Isaacs no solo con la élite, también con él mismo, tenía que definir si era judío como su padre o católico como su mamá y ahí viene la conversión de los Isaacs al liberalismo”. “Isaacs era muy consciente de que a los negros les habían deprimido sus mitos y que a escondidas hacían sus rezos, como la familia de él los hacía en el ritual judío. Recordemos que los judíos en los rituales tienen nombres diferentes a los que utilizan en el mundo civil, yo investigué que Isaacs dentro del ritual se llamaba Efraín, nombre hebreo que quiere decir el fructífero, y eso para mí fue una gran revelación, porque me permitió crear el personaje con dos nombres y dos personalidades, porque si apreciamos, Isaacs el poeta dejó poemas al Dios de Israel y en María, su personaje Efraín es católico”.
Collazos habla de su personaje como si hablara de sí mismo, tiene el don de la memoria, cuenta y recuenta, cita y conjugando los elementos de su narración: “El elemento central que alimenta la trama de la novela es el conflicto entre blancos y negros. Muchos críticos afirman que en María Isaacs se muestra como un hombre de élite esclavista, yo descubro que hay una simpatía hacia los descendientes de los africanos que se origina por saberse extranjero como ellos, gente de la diáspora como su familia, como los judíos errantes, por eso el título de la novela es uno de los versos del Salmo 137 donde se canta a la diáspora judía: ¿ahora cómo cantaremos el cántico del Señor En tierra extraña?, frase que más de cinco veces cita en María”.
Collazos es un autor juicioso en el estudio de Dante y Shakespeare, amante de los escritores ingleses, admirador del viaje de la Divina Comedia, quizás por esa razón nos propone un viaje por la Cali del siglo XIX haciéndonos sentir el paso del tiempo. “Si un narrador no se divorcia rápidamente del tiempo cronológico de la historia universal ha fracasado. Una de las cosas que hace García Márquez supremamente bien es que se divorcia rápidamente de las guerras civiles de Colombia e instala una guerra en Macondo. Acá era muy diferente porque el tiempo cronológico es el mismo tiempo subjetivo, es el mismo de la obra, la primera parte tan llena de sucesos, dura solo ocho días, pero yo tenía que hacerle sentir al lector que están pasando muchas cosas, y esa es una enseñanza de Dante, nos enseña que en las obras en movimiento en realidad lo que está pasando es tiempo”.
Como en El demonio en la proa, Collazos nos vuelve a sorprender por la manera en la que logra unir sus recuerdos, los de su familia y los de una Cali del siglo pasado y convertir todo en poesía sin que se perciba la línea entre lo quimérico y lo real. “Yo intentaba en esos ochos días meter todo el trajín de Cali desde su fundación hasta la época de Isaacs, y de alguna manera logré instaurar un tiempo, porque rápidamente me di cuenta de que el tiempo cronológico, cuando sucedieron los sucesos tenía que ser creado como el tiempo subjetivo de la novela, el conflicto inicial está en esos ocho días, en la preocupación de todos, en alistarse, pensar si ir o no ir a la guerra, la élite y toda la sociedad caleña están definiendo qué hacer, el único que está en un problema con su existencia es el joven Isaacs, se encuentra en una controversia existencial, definiendo quién soy yo”.
En tierra extraña es una novela divertida cuya prosa castiga a una élite controvertida y sin sentimientos. Es una obra que por fin desenreda y desempata la historia de esta ciudad. Después de Isaacs nadie había escrito una novela que desentrañara también ese mundo, la novela de los años 60 moderna de esta región realmente nunca da cuenta del origen como lo hace Edgard Collazos Córdoba, una gesta que había empezado ya en El demonio en la proa. No es una exageración decir que En tierra extraña es una especie de Cien años de soledad de Cali, en todo sentido, en su humor, en sus personajes. Es una novela que dará muchísimo de qué hablar y como el Quijote, nos pondrá a esperar ávidamente una segunda parte.