Amy Robsart, de Jorge Isaacs, se estrena en las tablas
Alejandro González Puche, director de teatro.
El escritor, poeta, periodista y dramaturgo, Jorge Isaacs, dejó un compendio de tres obras teatrales: Amy Robsart, Paulina Lamberti y Los montañeses de lyon. Como todo gran artista fue precoz para escribir, pero no para publicar. Amy Robsart la escribió cuando tenía 19 años. “Este drama fue concebido y escrito en unas horas que los números dejaron, de mala gana, viajar mis pensamientos, dictado a un amigo como nota de comercio”, escribió Isaacs.
Casi tres lustros después de ser escrita, la obra encontrará un lugar en las tablas en el IX Simposio Internacional Jorge Isaacs, el creador en todas sus facetas, bajo la batuta de Alejandro González Puche, director de teatro de la Universidad del Valle, quien está llevando a cabo el montaje de la obra Amy Robsart y nos concedió una entrevista para hablar al respecto.
¿Cómo surge este proyecto de encarar el montaje de una obra como Amy Robsart de Jorge Isaacs?
En el Departamento de Artes Escénicas hace nueve años se estrenó la primera obra conocida de Isaacs: Paulina Lamberti. En esa época nos pareció la mejor obra posible de Isaacs. Al ver y al leer Amy Robsart nos hemos dado cuenta de las fortalezas que tiene Isaacs, es un dramaturgo realmente bueno. Es una obra basada en El castillo de Kenilworth de Walter Scott, una obra muy importante para todo el movimiento romántico. Víctor Hugo también la adaptó. La obra de Isaacs es una maravilla que nos hemos encontrado, y por eso hemos decidido llevar adelante este proyecto y la puesta en escena de Amy Robsart.
¿En cuanto a la participación de los actores y las exigencias dramáticas de la obra que nos puede contar?
El encuentro con los actores ha sido muy interesante, no hay nada más delicioso para actuar que un melodrama, la carga emocional que tiene, la libertad de expresión. Uno comprueba cada vez más con la temporada de Teatro de Univalle, que la universidad está remplazando con creces la función que deberían tener los teatros municipales y nacionales de Colombia, comprueba que en esta Universidad podemos hacer absolutamente lo que queramos, que hay excelentes compositores, actores, bailarines, diseñadores de escenografía; es una Universidad que ha desarrollado esas cualidades y cuando se encuentran es maravilloso. Tenemos una puesta en escena donde casi el 60 por ciento del elenco es afro, creemos que Isaacs pensó en población negra y no es una especulación, por ejemplo, un personaje que se llamaba Wayland, lo convierte en el criado fiel de Emmy, quien es el que trata de reconstruir su honor, porque está manchado, ya que Emmy se fuga con el Conde de Leicester, quien tiene un enorme problema porque la Reina Isabel se ha enamorado de él y tiene que decidir entre su futuro político o su futuro romántico, y en eso es un héroe errado porque se equivoca y elige la política y no el amor.
Hay algo clave en la estructura de María -y que en esta obra de teatro se ve- un magistral manejo que son los dramas íntimos ligados a los problemas políticos, problemas en este caso de la corte. ¿De qué manera cree que el teatro fue un laboratorio importante para el Isaacs novelista?
Es muy importante. Él aprendió la configuración de personajes profundos, que no tienen un solo matiz, no hay ninguno que sea absolutamente bueno o totalmente perverso, como dicen en el melodrama. El tempo ritmo es trepidante, siempre hay accidentes; por ejemplo, es una obra atiborrada de sucesos como lo es María, en cada capítulo está pasando algo, algo muy importante, el suceso, el acontecimiento. En la obra hay un gran antagonista, Varney, casi de dimensiones shakesperianas muy interesante como Ricardo III. Por otro lado, en sus obras las protagonistas son mujeres que han hecho la apuesta más difícil de hacer que es traicionar a su padre, traicionar a su partido político, traicionar a todo el mundo por amor, y el amor como algo que es capaz de ser lo más fuerte para cualquier ser humano. Además, con estos tres dramas Isaacs ejecutó el deseo de forma de un romántico europeo, y después de esa etapa dijo: “no, ahora voy a ser un romántico de estas tierras vallecaucanas”.
Afiche promocional de la obra Amy Robsart de Jorge Isaacs.
García Márquez consideraba María como una obra extraordinaria y sagrada, siempre la elogió pero tenía mucha envidia de los diálogos. ¿Cree que esa experticia de Isaacs se explica por su paso por el teatro?
Los expertos en el teatro colombiano y de Isaacs no han hecho el ejercicio, lo estamos haciendo ahora, que es comparar la adaptación de Kenilworth a Amy Robsart. Uno apenas descubre como tres diálogos cogidos de Scott, realmente los diálogos son de Isaacs, él reordena argumentalmente la novela, le da un giro completamente, es muy auténtico, es muy bien dialoguista; no hay para nada el ejercicio como un dramaturgo neófito, las escenas son culminadas, terminan en suspenso, combina muy bien, por ejemplo, monólogo y diálogo, de una manera magistral. Yo creo que es un excelente dialoguista, que lo que hizo fue capturar de alguna manera temas foráneos pero ejercidos con la forma de dialogar colombiana. La vergüenza que nos da a todos los colombianos, es que solo 150 años después la saquemos del cajón y la pongamos en escena, estoy completamente seguro que si hace 150 años hubiese sido estrenada, la realidad teatral de este país fuese muy diferente.
Háblanos un poco de Isaacs Ópera, esa gran apuesta que se estrenará este mes, y en la que participas en el montaje de la puesta en escena junto con el compositor Alberto Guzmán y el poeta Edgard Collazos como libretista.
Pues la ópera, después de uno estar cerca de la profundidad, la sencillez, la sintaxis de Jorge Isaacs, es muy difícil este reto, pero bueno, sentimos que estamos al lado de la pluma del gran poeta Edgar Collazos, quien configura un poema muy interesante, un poema lleno de imágenes en el que debate un tema fundamental de Jorge Isaacs que es la licitud del amor, la maravilla del amor, los peligros del amor, el amor y la poesía, y hay una obra muy bella que cuenta, la historia de un homenaje que nunca le hicieron los vallecaucanos. Sí, realmente nunca lo hemos hecho, no lo han hecho los actores vallecaucanos que es como hacer un gran funeral a su más grande poeta. Entonces la ópera es de alguna manera una deuda poética, y una deuda de todos los lectores, de todas las personas que se enorgullecen de María y que la entienden como la mejor novela colombiana del siglo XIX y la que nos internacionalizó. El poeta, por decisiones personales decidió ser enterrado en Medellín, después de encontrar la muerte en Ibagué. Entonces ese es el sujeto de la ópera y es muy interesante, es música del siglo XIX, es una música compleja que se deja escuchar, que crea un ritmo muy interesante, pero que también nadie la he escuchado porque tampoco ha sido tocada. Sin embargo, ha sido escrita, ya se ha escuchado en piano, la hemos ensayado con el pianista acompañante, esperamos que cuando la orquesta filarmónica del Valle con la batuta del director haga que el poema de Collazos- con los actores cantantes, y la puesta en escena y el maestro Alberto Guzmán – surja un milagro en relación con el poeta Jorge Isaacs.